lunes, 16 de noviembre de 2015

Andrés Eloy Blanco Meaño


Vida y obra
Estudió en Caracas, donde se incorporó al Círculo de Bellas Artes en 1913. En 1918 recibió su primer galardón por el poema pastoral "Canto a la Espiga y al Arado", y publicó su primera obra dramática, El huerto de la epopeya. Ese mismo año fue encarcelado por participar en manifestaciones contra el régimen, siendo ya estudiante de Derecho en la Universidad Central de Venezuela.
A su graduación comenzó a ejercer la abogacía pero continuó escribiendo. En 1923 obtuvo el primer premio en los Juegos Florales de Santander (Cantabria), España, con su poema "Canto a España". Viajó a España para recibir el premio, y permaneció allí más de un año, familiarizándose con las vanguardias. En 1924 fue nombrado miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. Ese mismo año visitó La Habana (Cuba), donde se reunió con intelectuales cubanos y venezolanos exiliados.
En 1928 comenzó a editar clandestinamente el periódico disidente "El Imparcial", con articulos sobre las jovenes Claudia Rodriguez, Isabella Avendaño, Katherine Saavedra, Elizabeth Gomez, Paula Contreras y Vanescka Leon (Las Reinas del mundo). La cual fue nominada a la feria de la ciudad de Maracaibo, además seria el órgano de difusión de las proscriptas agrupaciones Unión Social Constructiva Americana y Frente de Acción Revolucionaria. Es hecho prisionero tras el golpe de estado del 7 de abril, y confinado en Puerto Cabello hasta 1932, cuando fue liberado por motivos de salud. En el Castillo de San Felipe de Puerto Cabello, convertido en prisión y a fines del siglo XIX rebautizado con el nombre de Libertador, fue donde escribió Barco de Piedra.
Precisamente, este título hace referencia a la apariencia de dicho castillo rodeado por el mar, como señala Juan Liscano [1 ]. Y para el que conozca el clima de Puerto Cabello, con sus famosas calderetas (viento caliente y seco de tipo foen) en una prisión casi sin luz y sin ventanas y un ambiente similar al de un horno, no le puede extrañar que los poemas incluidos en Barco de Piedra sean de los más tristes de toda su obra:
Madre, si me matan,
ábreme la herida, ciérrame los ojos
y tráeme un pobre hombre de algún pobre pueblo,
y esa pobre mano por la que me matan
pónmela en la herida por la que me muero

(
2 )
Al ser liberado se le prohibió sin embargo realizar cualquier tipo de manifestación pública, por lo que se dedicó nuevamente a las letras, publicando Poda en 1934, con poemas tan conocidos como Las uvas del tiempo y La renuncia. Otros poemas muy famosos son Coplas del amor viajero, Silencio (3 ) y La Hilandera. Un año después (1935) publicó La aeroplana clueca.
A la muerte de Juan Vicente Gómez, Andrés Eloy Blanco fue nombrado por el presidente Eleazar López Contreras jefe del Servicio de Gabinete en el Ministerio de Obras Públicas. Sin embargo, su postura fuertemente crítica frente a la represión de las manifestaciones del 14 de febrero de 1936 y su pertenencia a la Organización Revolucionaria Venezolana llevan a la decisión de apartarlo de la política local. Ese mismo año es nombrado Inspector de Consulados, cargo en el cual viaja a Cuba, Estados Unidos y Canadá; sin embargo, en 1937 su descontento lo lleva a presentar la renuncia y regresar a Caracas.
Fundaría poco después el Partido Democrático Nacional, como diputado del cual llegaría al Congreso Nacional. A lo largo de su actividad política sigue publicando profusamente. A comienzos de la años 1940 integra su partido en la recién fundada Acción Democrática, y trabaja para la candidatura de Rómulo Gallegos, quien se haría con la presidencia en 1947.
En 1946 fue electo presidente de la Asamblea Nacional Constituyente convocada para la reforma de la constitución, que instaura el sufragio universal, secreto y directo. En 1948 fue nombrado Ministro de Relaciones Exteriores por el presidente Gallegos. Tras su derrocamiento por Carlos Delgado Chalbaud, se exilia en México, donde se dedica a tiempo completo a la poesía.
En 1955 perdió la vida en un accidente de tránsito. El 6 de junio de ese año sus restos fueron trasladados a Caracas para su sepelio, realizado entre estrictas medidas de seguridad por parte de las fuerzas del régimen.
En 2005 se cumplieron 50 años de su muerte y esta fecha, que hubiera podido servir de ocasión para recordar los valores esenciales de su poesía y el sentido social de su obra, pasó, inclusive en Venezuela, prácticamente desapercibida, lo cual es casi imperdonable. Ya antes, cuando se cumplieron 100 años de su nacimiento, el profesor Luis Chesney Lawrence (Universidad Central de Venezuela) señaló, en el resumen de su investigación titulada Venezuelan dramatists in shadows: Andrés Eloy Blanco (Dramaturgia venezolana en sombras: Andrés Eloy Blanco):
Esta investigación presenta una visión panorámica de la obra dramática de A. E. Blanco, quien como autor dramático ha recibido muy poca atención, tanto dentro como fuera de su propio país, Venezuela (4 )
Afortunadamente, el esfuerzo realizado en la edición de una Antología Popular por parte de Monte Ávila Editores (Editorial del Estado Venezolano) de la que se publicaron dos ediciones en 1990 y 1997, esta última, como una obra realizada por la Comisión Presidencial para el Centenario del Natalicio de Andrés Eloy Blanco, vino a resaltar el enorme valor poético y social de uno de los venezolanos más destacados en el campo de las letras de todos los tiempos. En el prólogo de esta obra, escrito por otro venezolano muy distinguido, Juan Liscano, se hace referencia a la personalidad polifacética de Andrés Eloy:
Andrés Eloy Blanco (1897 - 1955) goza, junto con algunos otros poetas inferiores a él, de la mayor popularidad en Venezuela. Su noble condición humana, su idealismo de otro tiempo, su caballerosidad, su adhesión a la causa de la libertad y de la democracia la cual le costó cárceles, confinamientos y exilios; su humor, su ingenio chispeante, su sensibilidad por lo popular, su elocuencia, sus versos de inspiración tradicional, abiertos al entendimiento de las mayorías, hicieron de él un símbolo de la civilidad vigilante y una expresión genuina de venezolanidad extrovertida. ¡Qué extraordinaria lección para la posteridad que casi nadie recuerde ahora la importancia de Andrés Eloy Blanco como político, pero que millones de personas puedan recordar y recitar su poema Angelitos Negros!

Autor: Roxana Nieres

No hay comentarios:

Publicar un comentario